Al empezar a planear una carne asada o al ser invitado a una, siempre o casi siempre armamos el menú con base a la proteína y plato principal, por ejemplo un lechón, el rib eye, unas costillas, un cabrito, un pavo en navidad; las guarniciones, entradas o ensaladas, se van dando, pero sin dedicarle la misma energía que la carne.
Este recetario es nuestra forma de rendirle homenaje a todos aquellos que trabajan la tierra en cualquier parte del mundo; aunque suene un poco raro o chistoso, en este momento, luego de tener una experiencia más cercana con la tierra, valoro mucho más un tomate, una cebolla, una sandía; ahora pienso dos veces antes de cortarlas y aventarlas al asador. El sentimiento de ver, de tener en tus manos una calabacita que salió de la misma semilla que tu sembraste, regaste, cuidaste, limpiaste, y cosechaste hace que se pinte una sonrisa de oreja a oreja en la cara y desde luego sabe mil veces mejor.
Las plantas, verduras, vegetales, cereales, frutas estarían aquí pero sin el conocimiento, esfuerzo, y sudor de todos los hombres y mujeres que desde hace siglos han trabajado la tierra no tendríamos muchas de las cosas que nos hicieron crecer y desarrollarnos como civilización, no disfrutaríamos de los platillos icónicos de México y del resto del mundo, no tendríamos vino de mesa, no tendríamos cidra para recibir el Año Nuevo, tequila para brindar, cerveza para refrescarnos, sin el maíz no existiría el taco, sin el trigo la torta, imagínate no tener caña de azúcar para endulzar los postres, galletas y pasteles, no tendríamos papas a la francesa; te imaginas ir al cine y no comer palomitas, o no tener salsas.
Este recetario es nuestro agradecimiento a todos aquellos que trabajan la tierra y hacen posible que podamos compartir la mesa con los que más queremos.
Eduquemos a nuestros hijos porque ellos trabajarán la tierra. Respetemos a todos los que trabajan la tierra porque ellos cuidarán de la naturaleza, cuidemos a la naturaleza por que ella cuidará de nosotros.
